(Segunda a parte)
El partido de Baby futbol se jugaba según el reglamento, en dos tiempos de 20 minutos cada uno, con un intermedio de cinco minutos. Si había tiempo perdido por interrupción del partido, el árbitro era quien disponía la prolongación del mismo hasta completar el tiempo.
Las hinchadas de los equipos aclamaban a uno y a otro con gritos de aliento y a veces, por supuesto, silbatinas para los contrarios.
Los muchachos representaba a distintas casas comerciales como: Carnicería Buzzurro, Zapatería La Capital , Bombonería La Favorita , Taller de chapa y pintura Spagnol, entre muchísimos otros.
Según nos cuentan, la luz a mercurio, que iluminó “como de día” la cancha fueron las parrillas del Club Independiente, que consiguió el Sr. Tito Garavaglia, socio de la institución, el cual era hincha del club y que además tenía la peña de los diablos rojos en su casa.
Se tomaba agua (y se refrescaban la cara algunos más que sofocados) de una canilla sobre un gran piletón y también de otra que bajaba del gran tanque de agua del viejo molino, pintado a rombos con los colores blanco y rojo del Club Cañuelas.
Un capítulo aparte para la casona frente a la calle Del Carmen.
De un lado, vestuarios y duchas para los jugadores, separados los visitantes de los locales, apenas por un pasillo. También un cuarto para el lugar donde se reunían los referís. (Y refugio, a veces contra algún hincha excedido en fervor)
Hacia el frente, había una vivienda donde se encontraba a los caseros y encargados de la cancha grande, canchas de tenis y de baby: los queridísimos Mario y Elsa.
Ya que viene al caso, y de lugares hablamos, podemos mencionar que había una piecita donde se guardaban las sillas del tenis y las redes. ¿Los pioneros del tenis? El Sr. Oscar Galli, El Sr. Garrahan, Sr. Agnelli.
En otro sector, celosamente guardadas, las redes de los arcos, el botiquín, infladores, aceite verde, pelotas, botines y los equipos. Las camisetas de las distintas divisiones, medias, pantalones…
También se veían a veces, las camisetas del baby flamear en las sogas secándose al sol, invitando son su sola presencia a disfrutar de una noche de pujas y cantos con el equipo favorito.
Cada partido estaba compuesto por dos equipos de cinco jugadores incluido el arquero. Se podían realizar cambios, siempre y cuando el referí fuera debidamente avisado y otorgara el permiso.
Era sumamente importante no ser echado de la cancha, ya que el partido se jugaba hasta con tres participantes por equipo. Si eran menos, se daba por finalizado y los puntos se los llevaba quien tuviera la cantidad reglamentaria de jugadores aunque fuera perdiendo.
Con camiseta amarilla con letras negras que decían: Ganave Cañuelas, la dirección técnica de Diego Villalba debutó en el año 1981 el equipo formado por: “El Negro” del Valle, “Diente” Sosa, “Titi” Parodi, “Beto” Peralta, “Bulldog” López, “Loco” Etchebehere, “Pino” Capistrano, “Coco” Maestú, “Pato” Casey y “Conejo” De Armas.
Entre otros muchos equipos recordamos al que representaba a zapatería La Capital , que fue campeón durante los años 1961,1962 y 1963. En la foto vemos a Penacho García, como arquero suplente, Plus Morgante como titular, Boacaratto, Vasco Suardía, Perrota, Toro Estavillo y Negro Estavillo, acompañados por Don Jorge Etcheguía.
RECUADRO Y FOTO
Y no sólo de hombres….
A veces, los colores de un Club se llevan en la sangre. A veces se vive por esos colores. Otras veces, como el caso de Elsa y Mario, vivieron dentro del Club. Allí crecieron los hijos, y en sus juegos compartían el trabajo de los padres. Cuántas veces Mini juntaba las pelotas de la cancha después de una práctica, cuantas veces echaba sal en el piso de ladrillo de la canchita de tenis, o pintaban con cal….
O embolsaban con Graciela las pilas de papel picado (que llenaban un acoplado y se volcaban en la piecita del frente, hasta el techo) jugando y preparando los paquetes para el carnaval del Club…
Cuantas veces Elsa curó rodillas raspadas, ojos en compota, calmó a un niño lloroso, preparó un tecito para un descompuesto y aconsejó a más de un grande que sufría por los puntos perdidos del equipo.
Cuántas veces Mario además de dejar la cancha como un billar hacía de referí, de línea, de aguatero, ayudaba en la cantina…
Anita Pfannkuche
María Emilia Floriani
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