El ganado vacuno se introdujo en la región del Río de la Plata por el año 1580. Los pueblos aborígenes no conocían la leche. La producción de ganado vacuno era destinada a consumo de carne, utilización del cuero o producción de carne salada. Recién a fines del siglo XIX se instaló en Buenos Aires la primera Lechería en lo que hoy sería la calle Hipólito Irigoyen y Tacuarí. |
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Hasta ese entonces, la leche se repartía “a domicilio” en caballo (con sus tarros lecheros envueltos en telas mojadas, en sulky, o en algunos casos, al pie de la vaca.
Con la llegada de los inmigrantes, especialmente vascos y escoceses, se comenzó a industrializar la leche, se tomaron medidas higiénicas, y se desarrolló la fabricación de manteca, crema y quesos. Ellos fueron los primeros en encarar la producción láctea como una actividad comercial organizada.
En Cañuelas -considerada cuna nacional de la industria lechera por La Martona, fundada en 1889 por Vicente Casares- se acercaba a la planta la leche a través de distintos medios.
Grandes familias tradicionales de Cañuelas poseían tambos importantes en tamaño, como los Etchevers, Scrochi, Oyharzábal, Ponce, Berrueta, Michelón, entre otras.
Los carritos lecheros repletos de tarros entraban por la calle Libertad (entonces de tierra) hasta la calle 9 de julio. Ahí llenaban los camiones que partían hasta Casares.
Otros llevaban la leche hasta la estación de ferrocarril, donde cargaban en los trenes su producto.
Además de La Martona, otra empresas que se desarrolló fue la fábrica Finaco, que hacía leche en polvo y polvo de huevo para exportar. Los obreros llegaban en bicicleta, a pie y en el colectivo de don Zolano Parra.
También “T.U.C.A.S.A “ (Tambe-ros Unidos de Cañuelas S.A.), en lo que sería después La Serenísima.
La Fábrica Frescino que estaba a la orilla del las vías, por la calle Catamarca,
Abotlac, la empresa de la familia Raccioppi, en Abbot. En Udaondo, los Mayol, tradicional empresa Láctea con su incomparable dulce de leche. O la Empresa Marisil, también muy conocida por su dulce de leche, de la familia Ponce, sobre la Ruta 205. La familia Etchevers Caracoche en el camino a la estancia de Bustillo.
El trabajo en el tambo comienza muy temprano, cerca de las cuatro de la madrugada, con frío, con lluvia, en invierno y verano. Se maneaba la vaca y se ordeñaba con el banquito de tres patas, llenando pacientemente los tarros. El reparto lo realizaban en carro tirado por caballo.
Posiblemente hoy el ordeñe sea bajo techo, con ordeñadoras automáticas y otros sistemas modernos, pero antiguamente, el lechero era un héroe de nuestras pampas
Luego de hacer el tambo, con unos amargos y cambiando su ropa de trabajo, se dirigía al pueblo trotando en las frías madrugadas con sus tarros. Está vivo en la memoria de los hogares cañuelenses, es uno de los recuerdos imborrables de nuestros padres y abuelos.
Los lecheros realizaban el reparto a domicilio vertiendo directamente del tarro lechero a la jarra hervidora, la olla de acero inoxidable o las botellas de vidrio con tapa de goma y ganchos que se bajaban para sujetar en firme esa tapa. Cuántos cañuelenses se han criado con la leche fresca, entera y con “nata”, que los chicos odiaban.
Este sistema se utilizó hasta cerca del año 1977 en muchos barrios de Cañuelas.
Algunos de los que podemos recordar son: El Sr. Bleisón, Sr. Rodríguez y el Vasco Oyharzábal, que tenían el campo y el tambo en el Km. 72. El Sr. Jaime, tenía su campito y sus vacas camino a “Lo Almejún”.
El Sr. López, fue primero diariero y luego lechero, vivía por la calle Pellegrini.
El Sr. Oscar Zufiaurre, el Sr. Medina, Y el Sr. Mc Gill, recorrían el centro de Cañuelas.
La venta fue prohibida en la mayoría de los municipios, por razones de higiene, exigiéndose su pasteurización. Hace dos años, en Olavaria se levantó una gran polémica, ya que el intendente –en medio de un incremento sin precedentes en el precio de la leche- volvió a permitir temporariamente la venta puerta a puerta.
Con la llegada de los inmigrantes, especialmente vascos y escoceses, se comenzó a industrializar la leche, se tomaron medidas higiénicas, y se desarrolló la fabricación de manteca, crema y quesos. Ellos fueron los primeros en encarar la producción láctea como una actividad comercial organizada.
En Cañuelas -considerada cuna nacional de la industria lechera por La Martona, fundada en 1889 por Vicente Casares- se acercaba a la planta la leche a través de distintos medios.
Grandes familias tradicionales de Cañuelas poseían tambos importantes en tamaño, como los Etchevers, Scrochi, Oyharzábal, Ponce, Berrueta, Michelón, entre otras.
Los carritos lecheros repletos de tarros entraban por la calle Libertad (entonces de tierra) hasta la calle 9 de julio. Ahí llenaban los camiones que partían hasta Casares.
Otros llevaban la leche hasta la estación de ferrocarril, donde cargaban en los trenes su producto.
Además de La Martona, otra empresas que se desarrolló fue la fábrica Finaco, que hacía leche en polvo y polvo de huevo para exportar. Los obreros llegaban en bicicleta, a pie y en el colectivo de don Zolano Parra.
También “T.U.C.A.S.A “ (Tambe-ros Unidos de Cañuelas S.A.), en lo que sería después La Serenísima.
La Fábrica Frescino que estaba a la orilla del las vías, por la calle Catamarca,
Abotlac, la empresa de la familia Raccioppi, en Abbot. En Udaondo, los Mayol, tradicional empresa Láctea con su incomparable dulce de leche. O la Empresa Marisil, también muy conocida por su dulce de leche, de la familia Ponce, sobre la Ruta 205. La familia Etchevers Caracoche en el camino a la estancia de Bustillo.
El trabajo en el tambo comienza muy temprano, cerca de las cuatro de la madrugada, con frío, con lluvia, en invierno y verano. Se maneaba la vaca y se ordeñaba con el banquito de tres patas, llenando pacientemente los tarros. El reparto lo realizaban en carro tirado por caballo.
Posiblemente hoy el ordeñe sea bajo techo, con ordeñadoras automáticas y otros sistemas modernos, pero antiguamente, el lechero era un héroe de nuestras pampas
Luego de hacer el tambo, con unos amargos y cambiando su ropa de trabajo, se dirigía al pueblo trotando en las frías madrugadas con sus tarros. Está vivo en la memoria de los hogares cañuelenses, es uno de los recuerdos imborrables de nuestros padres y abuelos.
Los lecheros realizaban el reparto a domicilio vertiendo directamente del tarro lechero a la jarra hervidora, la olla de acero inoxidable o las botellas de vidrio con tapa de goma y ganchos que se bajaban para sujetar en firme esa tapa. Cuántos cañuelenses se han criado con la leche fresca, entera y con “nata”, que los chicos odiaban.
Este sistema se utilizó hasta cerca del año 1977 en muchos barrios de Cañuelas.
Algunos de los que podemos recordar son: El Sr. Bleisón, Sr. Rodríguez y el Vasco Oyharzábal, que tenían el campo y el tambo en el Km. 72. El Sr. Jaime, tenía su campito y sus vacas camino a “Lo Almejún”.
El Sr. López, fue primero diariero y luego lechero, vivía por la calle Pellegrini.
El Sr. Oscar Zufiaurre, el Sr. Medina, Y el Sr. Mc Gill, recorrían el centro de Cañuelas.
La venta fue prohibida en la mayoría de los municipios, por razones de higiene, exigiéndose su pasteurización. Hace dos años, en Olavaria se levantó una gran polémica, ya que el intendente –en medio de un incremento sin precedentes en el precio de la leche- volvió a permitir temporariamente la venta puerta a puerta.
María Emilia Floriani
Anita Pfannkuche
Anita Pfannkuche
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